Ni los historiadores de nuestra localidad se ponen de acuerdo…
Que si celebramos el Día del Chorizo porque por hoy, 23 de enero, se conmemoraba la onomástica de San Ildefonso, prelado de la archidiócesis de Toledo a la que pertenecía Puertollano hasta la creación de la de Ciudad Real.
Que si, por el contrario, se trataba de un «acto de afirmación religiosa» y, tras la matanza del cerdo y con las viandas listas, se echaban los paisanos a las calles a degustarlas y dejar constancia de su pertenencia a la religión católica.
Y también cabe otra explicación a esta tradición tan puertollanera: reinando Alfonso XII, sus tropas pararon por el pueblo y, ya que era el santo del monarca, los vecinos agasajaron a los militares con los chorizos recién preparados tras la cercana matanza*
El caso es que, junto con el Voto y el Hornazo, el Chorizo es una de nuestras festividades más representativas relacionadas con el buen comer, aunque, como suele ocurrir con otras tantas tradiciones, el tiempo pasa y las gentes las van dejando caer en el olvido…
¡Pero no podemos dejar que eso pase!
De ahí que, un año más -y recogiendo el testigo que nos lanzó Pinchos y Canapés a los blogueros cocinillas de Puertollano- dejo por aquí una receta para disfrutar y festejar, para prepararla en una mañana y echarse al campo por la tarde, a comerse el chorizo en los Pinos, la Chimenea Cuadrá, el Minero, los Patos, las Pocitas, el Pozo Norte… o cualquier sitio de este pueblo con árboles, donde pisemos tierra y piedras y podamos echarnos una carrera con los nenes, para que no se pierda nuestra historia y sigan siendo el garante de nuestro folclore local. Sigue leyendo…