Espinacas labradas. Receta ecijana

Con la Semana Santa acechando en el horizonte, y después de un par de días por tierras sevillanas, es el momento perfecto de reproducir estas espinacas típicas de Écija que ya forman parte de nuestro recetario casero.

Creo que alguna vez he comentado que mi suegro es ecijano y siempre me había hablado de lo maravillosa que es su ciudad y sus paisanos, así que hace un par de años nos escapamos mi chico y yo a recorrer sus calles, conocer su historia y disfrutar de su gastronomía… y me gustó, vaya que me gustó… tanto me gustó que volvimos al mes siguiente con mis padres a celebrar allí mi cumpleaños (disfrutamos de una cena espectacular en el Restaurante Hispania, ¡recomendadísimo!)

Estas espinacas las hemos probado en varios bares y restaurantes de la localidad y, como pasa con todas las recetas, cada uno le da su toque y las prepara a su estilo. Hay recetas en las que se agrega pan al ‘majao’, pero en mi caso el pan (o los picos, regañás) no lo añado durante la elaboración, sino que lo pongo casi que para usarlo como tenedor y comernos con él las espinacas.

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Bizcochitos de limón y lavanda

 

Han pasado muchos meses y quizá ya no lleguen a nadie mis publicaciones, es igual, este fin de semana me apetecía volver al dulce, al blog y, si salía bien la receta, poder compartirla con vosotros.

Todo comenzó porque encontré una bolsa de flores de lavanda que compré hace tiempo para infusionarlas (me encanta el aroma y el sabor de la lavanda) y pensé en bizcocho de limón y lavanda, busqué recetas en mis libros de repostería inglesa -es un dulce bastante típico para tomar con el té- pero no me convencía ninguna de las que tenía… entonces recurrí a San Google y localicé ésta de Bake your day que he seguido al pie de la letra (salvo en un par de detalles mínimos) porque quería que no hubiese errores y pudiera formar parte de mi cuaderno de recetas particular, ésas a las que recurrir cuando no hay ni tiempo ni ganas de experimentos.

La verdad es que la receta es un acierto, el bizcocho queda suave, esponjoso, con un delicioso sabor a mantequilla, dulzor justo y, sólo una pequeña pega para mi gusto: le falta acidez y notar un poquito más la lavanda, así que la próxima vez le voy a añadir algo más de zumo de limón y de flores, para potenciar ambos.

Esta receta la podéis hacer en el típico molde para plum cake, yo preferí usar una bandeja que compré en lidl hace tiempo y de la que salen 6 mini plum cakes. En esta ocasión han salido 5, colmé bastante los huecos porque odio los bizcochos bajos: me encanta que bizcochos y magdalenas salgan con copete y rasguen la masa mientras se cuecen, son más bonitos así. Sigue leyendo…

Arroz negro

Una vez más, y aprovechando que es festivo en Castilla La Mancha (ya veis que últimamente sólo me aplico con el blog cuando tengo días libres… el trabajo y las tareas diarias no me dejan con muchas ganas de encender el ordenador), publico esta receta de arroz que solemos preparar muy asiduamente.

En casa somos unos locos del arroz negro y, desde que descubrí la receta de Esbieta, la tuneo con lo que tenga por la nevera pero la cocino a su manera ya que siempre, siempre sale delicioso y se hace en muy poco tiempo (otra receta para los que dicen que no cocinan porque tienen demasiada faena, no quieren perder ni un minuto en la cocina y se tiran a los platos preparados listos para calentar).

No me voy a enredar con historias ni explicaciones, aquí hemos venido a hablar de este arroz y lo que queremos son los pasos rápidos para prepararlo hoy mismo, id tomando nota… Sigue leyendo…

Recetas manchegas: Asadillo de judías verdes

Hoy es el día de nuestra región, Castilla La Mancha y, además, este año coincide con el comienzo de los actos en conmemoración del Santo Voto, la festividad más antigua y con más arraigo de Puertollano.
La tradición se remonta a mediados del siglo XIV, más concretamente al año 1348, la peste negra asolaba Europa y en nuestra localidad aparecieron los primeros contagios, a las pocas semanas sólo quedaban trece vecinos* que, temerosos de sufrir la mortal enfermedad, prometieron un voto: «sacrificar todos los años unas vacas a los ocho días de la Ascensión si la enfermedad cesaba, haciendo una comida para repartirla a todos los habitantes del pueblo»**

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*Imagen extraída de la web del Ayuntamiento de Puertollano

Como veis, aquellas trece familias se salvaron de la peste bubónica, de ahí que vengamos celebrando el Voto casi sin interrupción desde entonces.
Hoy comenzará el reparto de los panecillos consagrados y, por la noche, el encendido de las calderas donde se cocina el «voto»: un guiso de patatas y carne de vaca que a la mañana siguiente se reparte a todo aquel que pasa por la explanada de la Ermita de la Virgen de Gracia.
Tengo muchos recuerdos de esta festividad: el olor del guiso, las mujeres pelando patatas, mis convecinos haciendo cola con sus ollas esperando la comida, la leña ardiendo, los bollos de pan, los grupos de folcklore bailando y cantando…

Y, siendo también el Día de la Región, lo suyo es celebrarlo como siempre hacemos en este país: ¡comiendo y bebiendo! ;)
Las calles se llenan de gente, vino o cerveza en mano, apostados en las terrazas de los bares -ya existentes o montadas para la ocasión-, la música a todo trapo, las comidas populares y los platos de migas, gachas, caldereta, pisto, asadillo, berenjenas de Almagro, queso o jamón corriendo como la pólvora entre los grupos de amigos.
Luego un heladito de Morán o Romero, y el café o la copa en el Plazolete Patón o la calle del Puerto y para casa más contento que unas castañuelas.

Por mi parte, para conmemorar que soy castellana y manchega (aunque muy del sur de La Mancha), quería compartir esta receta humilde y sencilla, típica de los meses de verano, cuando las huertas de la comarca están en todo su esplendor y se preparan platos de hortalizas y verduras frescos en cantidad y que nos permiten comerlos en varios días.
En mi zona es muy común el asadillo de pimientos rojos asados, una delicia, pero también es muy del Campo de Calatrava (Argamasilla, Granátula, Calzada, Aldea del Rey, Valenzuela…) este asadillo de judías verdes que, acompañado de un huevo frito y un trozo de pan moreno, cae al estómago como ‘gloria bendita’.
Preparáis una buena sartenada, dejáis que repose de un día para otro y a ir tirándole.
Probadlo y me contáis. Sigue leyendo…

Estofado de pavo y setas

Al leerla, esta receta os sonará a otoño total, sentiréis incluso el aroma, con las setas, champiñones, el tomillo…
Pero no, estamos en plena primavera y algunos días pasados incluso rozando temperaturas veraniegas, quizá para muchos ya es tiempo de echar mano de elaboraciones más rápidas y frescas, nosotros en casa no nos resistimos a comer calentito, rico y darle a la cuchara, es algo que nos encanta.

Y como había comprado un par de solomillos de pavo y no me apetecía plancha, eché un ojo a la nevera, fui sacando cosas y se me ocurrió este plato sabroso,
¿os animáis con él? Sigue Leyendo…

El hornazo de mi bisabuelo

Mi bisabuelo Vicente era panadero y, como casi siempre pasa, las gentes de las que podemos aprender muchas cosas se van antes de que puedan transmitirnos de viva voz sus conocimientos.
Al trabajar con él en la panadería, mis tías y mi abuela sabían de memoria sus elaboraciones, y es que es lo que tiene conocer las masas y trabajarlas a diario, no necesitas cantidades fijas ni -muchas veces- libretilla, al final la experiencia te dicta cuánto de esto o aquello hay que darle a esa masa para crear un buen pan o unas magdalenas divinas; aunque algunas de esas mezclas las fueron apuntando en trozos de papel, algunos de ellos (muy pocos, los de mi abuela cuando los anotó para mi madre) los guardo yo hoy como el tesoro familiar que son.

La receta del hornazo no la tenía hasta hace unos días, mi prima Elena me la pasó y yo ya la tengo guardada a buen recaudo para repetir su elaboración y enseñarla a las futuras generaciones que, como yo, tengan en los genes esta vena de harina y agua, fermentaciones largas y amasados a mano.

Me hubiese encantado conocer a mi bisabuelo Vicente y aprender de él en su panadería, entre artesas, sacos, pesas, leña para el horno y mesas de madera. También hubiese querido que mi abuela me enseñase sus habilidades y sus trucos (dice mi tía Vicenta que amasaba dos panes a la vez), ponernos las dos en la cocina a practicar esta maravillosa herencia familiar… En fin.

Hornazo1

Y, sí, hoy es el día del Hornazo en Puertollano, se ha levantado nublado pero ahora ha salido el sol, así que seguro que muchos nos iremos al campo a merendarnos esta torta dulce con un buen chocolate.

Según Delgado Bedmar, esta tradición local se asociaría al domingo de Quasimodo, celebrado el domingo siguiente a la Pascua de resurreción y que aludía a una renovación del bautismo y del hombre tras la Semana Santa.
En Puertollano se festejaba acudiendo en procesión a una ermita, la de San Andrés, sita en Arroyo de la Higuera, donde los franciscanos se encargaban de mantener esta tradición y de los actos religiosos tras los cuales se consumía el hornazo, «una torta compuesta de harina, aceite, huevo y azúcar, y que va coronada generalmente con uno o varios huevos cocidos y fijados con un lazo de la misma masa, horneándose en su conjunto y bañándose con una mezcla de clara de huevo y azúcar, pudiendo decorarse luego con anises o azúcar glass»*

Hoy en día no tiene estas connotaciones religiosas y, como otras tantas celebraciones, van cayendo en el olvido. Pero aún quedamos irreductibles que nos negamos a perderlas, así que seguimos -año tras año- conmemorando todas estas tradiciones y costumbres que conforman el patrimonio inmaterial de nuestro pueblo.

Para esta tarde ya no os da tiempo, pero os aconsejo que elaboréis esta receta de varios días (aunque también se puede hacer con el método directo, ¡ojo!), con un buen amasado y formado la miga es puro algodón y conserva ese sabor a dulce de siempre, os lo aseguro. Sigue leyendo…

Recetas de vigilia: Bacalao al horno con langostinos

Arranca la Semana Santa y, como cada año, volvemos a desempolvar los clásicos de la gastronomía de vigilia.

En casa nos gusta mantener esta tradición: es tiempo de bacalao cocinado de ciento un maneras, tomate frito con huevo, potaje de garbanzos con pelluelas, huevos rellenos, arroz con leche, torrijas, natillas o flanes -en otros momentos incluso también lo fue de bartulillos, flores de Calatrava y rosquillos fritos, ¡qué delicia!-

Y es que, al final, todo este patrimonio gastronómico forma parte de la historia de nuestra familia, nuestro pueblo, nuestra tierra… historia forjada por madres, hijas, abuelas y bisabuelas, alquimistas caseras que guardaron para nosotros sus pequeños secretos culinarios y recetas creadas en cocinas de fogón de hierro, entre botes de especias, ramas de laurel, cacerolas esmaltadas, pucheros de barro y cucharones de madera.

En estos tiempos de prisas, cosas que (dicen que) se comen y vienen dentro de bolsas de plástico de colorines y alimentos reales casi olvidados, expongo aquí -una vez más- mi alegato en favor de la vuelta a la cocina y la comida, a sacar el recetario de la estantería, clickar en alguno de los cien millones de blogs que hay en la red, arremangarse y dedicarse un ratito de amor: amor a la cocina, amor a los alimentos y amor a la propia salud, ¿quién mejor que uno mismo para cuidarse por medio de la alimentación? ;)

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Volviendo a la receta, hoy utilizamos el ingrediente clásico entre los clásicos de Semana Santa: el bacalao, en este caso fresco, aunque en mi tierra el bacalao se ha comprado siempre en salazón (es lo que tiene vivir lejos de la costa), desalándolo posteriormente con su ritual de cambios de agua y cocinando con él infinidad de recetas típicas de estas fechas.

Y es que mí el bacalao en salazón no me hace mucho y como la que cocina soy yo, poco más hay que decir ;) Sigue leyendo…

Guiso de garbanzos con langostinos

Con el frío y la lluvia de estos días, he llegado a casa del trabajo helada y con muchísimas ganas de comer platos calientes de cuchara, con su caldo rico, sus legumbres… de entre todas, mi favoritos son los garbanzos y pensé en hacerlos con calamares o sepia -otra receta que me encanta-, pero tenía langostinos en casa, así que no encontré excusa posible para no prepararlos.

Como siempre os digo, sacad ratos para cocinar.
Solemos llegar súper cansados del trabajo y las mil y una faenas que nos vamos marcando, muchas veces sólo apetece abrir la nevera y comerse medio bote de aceitunas, unas lonchas de jamón, un par de rebanadas de pan y un yogur por no perder tiempo y no ensuciar de más, pero eso podemos hacerlo un día de prisa extrema, el resto hemos de comer como lo hacíamos de pequeños: comida real, cocinada en casa, con alimentos reales e intentando saborearla y disfrutarla con calma.
Yo suelo dedicar el domingo o varias tardes a la semana para preparar las comidas de la semana, os aseguro que con un poquito de organización es suficiente ;)

Y volviendo a la receta: con casi todos estos guisos y potajes lo suyo es hacer cantidad de más y que nos sobre de un día para otro, ¡que está más rico aún! Seguir leyendo…